Cuando era más joven podía recordarlo todo, hubiera sucedido o no.
Mark Twain


Supongo que debería preocuparme —otros incluso sentirían pavor en mi situación— y, sin embargo, he logrado hacer de este estado de enajenación savia para mis sentidos, polvo en mi camino, el latir de mi día a día. No sé cuándo comenzó a ocurrirme, ni siquiera sé si el tiempo pasa o retrocede, sólo sé que el delirio pronto se vuelve hechizante y seductor.


¿Habéis tenido alguna vez uno de esos sueños tan reales que llegas a convertirlos en recuerdos? Yo vivo inmersa en ese sueño, tan real que ya nada tiene sentido pero todo cobra valor. Imagino y pienso, deseo y sé, añoro y creo, todo a la vez.



Desde entonces —sea cuando sea— la intensidad de vivir se hace insoportable e irresistible al mismo tiempo: una caricia me quema, una sonrisa me ciega, un suspiro me ahoga y un beso me mata.


Modelo y texto: Marilyn dos Santos
Fotografía: Yasmin Ferreras
Corona de flores: Los tesoros de la Ayalga

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