Para mim, todas as flores são bonitas.
Elisa Pinto, bisabuela
El brillo helador de su pelo blanco, el olor cálido de sus
infusiones al anochecer, el reguero de agua enjabonada naciendo de sus sábanas colgadas a lo largo y ancho de esa fachada empedrada, los montones de
mazorcas de maíz y de vainas de judías secando sobre lonas viejas, su forma tan
sutil y decorosa de subirse las medias, el rechinar de sus agujas de ganchillo
guardadas en cajas de latón, el color verdoso que las berzas dejaban incrustado
en las arrugas de sus manos pulidas por el trabajo, el ambiente seco y frío de
ese salón siempre en la penumbra, la dedicación y las caricias que le regaló a
mi bisabuelo…pero sobre todo, su inmenso jardín de colores y fragancias. Ella
es todo eso y todo eso espero poder enterrarlo en las profundidades de mi
recuerdo, tan lejos que nunca ninguna enfermedad logre arrebatármelo.
A mi bisabuela el tiempo le está robando su pasado, su presente
y su futuro. Y sin embargo, aún queda esa chispa en su mirada que la mantiene
siendo ella, mi bisabuela.
Cuando se levanta por las mañanas no sabe qué día de la semana
es, ni siquiera en qué estación del año se encuentra, y mucho menos recuerda en
qué momento cerró el portón oxidado de su casa para no volver. Hace un mes vi a
mi bisabuela comer un melocotón y en los pocos segundos que pasaban entre un
mordisco y otro olvidaba por completo el sabor de aquel manjar, así que cada
bocado era tan fresco y dulce como el primero. A veces olvida incluso que tiene
hambre o frío…sí, a veces mi bisabuela olvida que siente. Pero sólo a veces
porque, al día siguiente, se acercó a mí con un ramillete de flores silvestres
diminutas, de todos los colores y ya marchitas por el calor de sus manos; me
miró y, con la voz inocente de una niña, me pidió un jarrón con agua para devolverles
la vida. Tanta ternura me sacó una sonrisa y ella me contestó: —Para mí, todas
las flores son bonitas.
Podrán despojarla de su noción del tiempo, de su orientación y
hasta de su consciencia, pero mientras recuerde que las flores son bonitas,
entonces, seguirá siendo ella, mi bisabuela.
Texto: Marilyn Dos Santos
Fotografía: Yasmin Ferreras (2013), Abuela al teléfono.
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